Mis piernas han llorado

Esta noche mis piernas han llorado, la fantasía ha desarropado mi cuerpo, ha arrancado mis dos o tres pobres harapos hasta obtener dejarme en dos únicas prendas de algodón, las cuales apenas cubren mis senos y caderas; la tentación es demasiada, incluso las incipientes ropas me estorban, el calor basta para continuar el solitario juego, la excitación es ya palpable y muy notable. Segundo a segundo resplandezco, a medida que las imágenes atraviesan la profundidad de mí ahora poliformico cuerpo, las prendas se deslizan sin dejar lugar a la inhibición y si a la expresión de las extremidades. El goce, el libre movimiento y la imaginación, abordan el prolongado tren de la satisfacción a través del olor y mi transpiración; kilómetros y kilómetros se han recorrido por extensos pedazos de carne humana y el tren no se detiene, la velocidad e intensidad incrementan; la fuerza de mis ojos, manos, pies, se concentran en mi intimidad, en el acto más sincero de los últimos días.