viernes, 13 de marzo de 2009

Las cosas aquí caen lentamente, al principio el movimiento es súbito, después se torna lento incluso hasta parece suspenderse en el aire, mientras tanto, las flores continúan preparándose para su esplendor en primavera, los árboles reverdecen gracias a la lluvia y sol, aves, grillos y gatos insisten en comunicarse sea cantando, trinando o maullando; y las cosas siguen descendiendo, la ciudad se embrutece con el pitar de los automóviles, la velocidad tecnológica, la modernidad y lo contemporáneo como pretexto de bestialidad, la circulación monetaria y el atraco al hombre de su humanidad; y las cosas persisten en caer, las voces son cada vez más fuertes, gritan desesperadamente la necesidad de ser escuchadas, los sonidos armónicamente unidos se expresan sin detenerse hasta ser disparados a los oídos que gustan del pasado y antaño; y la caída sigue, la tolerancia desaparece con previo aviso, el cansancio se encuentra hasta dentro, las fuerzas se extinguen con cada obstáculo que se presenta en el camino, hospitales, choques, decepciones, desamor; y las cosas aquí caen lentamente, los bolsillos se agujeran por el elevado costo de la vida y vivir, las carteras se inflaman de plástico crediticio, los bolsos se rompen por el peso de los fármacos estéticos y embellecedores; el derrumbe continualas cosas aquí, en mi cuerpo, en mi mente, en mi cama caen lentamente.

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