Serpiente Húmeda

¿Has imaginado alguna vez una serpiente?, ¿la has visto?, quiero suponer que ya la has visto, pero quizá lo que no has visto es una Serpiente Húmeda, no serpiente húmeda, no, Serpiente Húmeda, con mayúscula. Cuando menos lo imaginas, menos lo esperas, menos lo provocas, y muchos menos lo invocas… ahí está; fieles a su postura, postura traducida en presencia erecta, apariencia multicolor y ausencia incógnita. Lo importante no es pensar en su ausencia, lo trascendental es descifrar su apariencia y lo vital es disfrutar su presencia. El primer paso es descifrar, para ello debes inicialmente observar, cautelosamente tienes que enfocar su piel centímetro a centímetro, hasta convertir su piel en tu piel, hasta reconocer su piel como tu piel. El segundo paso es disfrutar, éste es el paso que puedes prolongar tanto como desees, si prefieres puedes realizarlo en tan sólo minutos, si gustas puedes ejecutarlo en años, pero nunca perpetrarlo en la eternidad; el disfrutar es probar su experiencia, medir su inteligencia, cautivar hasta la demencia, la forma más audaz de hacerlo es… acariciando, desde lo insensible pero muy perceptible hasta el estrujamiento prolongado, después… probar, tan sólo tantear su exótico sabor de ingredientes desconocidos y eclécticas composiciones, para más tarde devorar, tragar al punto de saciar.

El tercer paso es … dejarla ir.