Travis se agenda
En el transcurso de la siempre indignante espera por un boleto de entrada, reflexiono y resuelvo que la indiferencia ha sido nuestra arma letal, tu anestesia me desconsuela y mi desobediencia te altera; la fluidez de nuestra vulnerabilidad reconoce la culpabilidad de mantenernos a tal distancia de no poder tocarnos, sólo imaginarnos bajo circunstancias probables, sólo una vez reales. El punto en el que podamos converger algún día no está lejos, el punto en el que podamos divergir no está lejos, por lo tanto, experimentemos en el momento de estar juntos: riamos, lloremos, toquémonos, cantemos, embriaguémonos, leámonos, acariciémonos, escuchémonos, hablémonos… en silencio y en estruendo. La espera termina, la taquilla se acerca y Travis se agenda.
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