jueves, 11 de octubre de 2007

GRINDERMAN

Vuelvo a conocer el salvajismo a través de su maltrato sobre mi cuerpo, vuelvo a enamorarme de un hombre, vuelvo a recordar con placer el escuchar maldecir y repudiar la vida por una voz masculina rasposa, vibrante, alcohólica y humeante, me atrapa nuevamente la cadencia con que se desenvuelve su oscuridad en mi inspiración sexual, es inevitable erizarme cuando introduce su poesía aprovechándose de mis más bajo comportamiento, ¿qué chingados tiene o que es? Pues me pierdo cuando apenas lo siento. No lo sé, probablemente tiene todo lo que nunca había buscado y además me había escapado, es su extrema vulgaridad, su fascinante nulo sentido e intención de la moral, su hipocresía y sarcasmo por la vida, su poco respeto por los seres humanos, la obscenidad de su poesía es probablemente la razón por la que he caído a sus pies, el blues catártico evocando bellas, eróticas y coquetas vaginas cautiva sin cesar mi explosión, la ausencia de su padre lo hizo frío, el refugio en el blues, jazz, rock lo ahogó, el sexo y no el amor lo pone de pie, extremo, orgulloso, poeta, músico, Juglar de mis frustraciones y depravaciones, macho, agresivo y excitante.

Ese y eso es … Grinderman

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